Desde LAB Altea te invitamos a conocer a Diego Chandía, Periodista y Diseñador de UX en formación, quién desde sus palabras, comparte sus experiencias personales y su visión sobre el cambio como un impulsor de la vida.
«En estas líneas he descubierto que escribir sobre uno mismo plantea un desafío interesante. Lo que parecía algo sencillo, un juego si se quiere, ha puesto a prueba los límites de la sinceridad y la timidez. Es que las palabras parecieran hacerse pocas para referirse a las características y experiencias propias. ¿Qué decidimos compartir? ¿Cómo nos mostramos al mundo?
Repasar la decisión de formarme como periodista en Santiago de Chile o decir que hoy me enfrento a un giro profesional abriendo un camino de nuevos estudios y un cambio de ciudad pueden resultar simplemente anecdóticos. Por ello he decidido abrir una pequeña puerta y compartir algunas de esas cosas que me mueven como persona, aquellas pasiones y motivaciones que, hasta donde las letras lo permitan, revelan un poco de Diego Chandía».
El cambio como motor

El cambio ha sido una constante en los últimos años de mi vida y esto es algo que me llena de felicidad. Las experiencias diversas, en culturas distintas es algo que me parece fundamental. Entender las formas en que las personas se comunican y relacionan con su entorno me resultan apasionantes.
Es así que como periodista que he tenido la oportunidad de trabajar en medios de prensa tradicionales, agencias de comunicación e incluso en la promoción y gestión de espectáculos/ espacios culturales.
El salir de la ciudad natal, Santiago en mi caso, me parece un momento genial ya que supone una disposición de apertura y tolerancia a los nuevos aprendizajes que, en mi experiencia, no ha hecho más que enriquecer mi persona. De esta manera he intentado formar un camino que a la vez de andarlo descubra en sí mismo nuevas posibilidades y es así como en los próximos meses me dirijo a una nueva ciudad, Barcelona, a formarme como Diseñador de UX.
LAB Altea

«Entre Santiago de Chile y mi residencia actual en Altea, hay un largo camino en distancia que se hace muy pequeño cuando encontramos en otras personas esas características que nos unen y nos permiten colaborar y crecer. Me parece que está es la principal virtud de un espacio de coworking, del cual agradezco tener la oportunidad de participar.
Me parece fundamental que existan personas que impulsen la creación de estos espacios que permiten el desarrollo en comunidad y la creación de redes. Creo que es una de las formas más nobles de enfrentarse al trabajo, demostrando un interés que trasciende lo personal y pone el foco también en lo comunitario».